El pasado lunes 13 de enero tuve la suerte de asistir a una conferencia de Manuel Pimentel Siles en el Real Círculo de la Amistad de Córdoba muy relacionada con su libro: La Venganza del Campo, en la que trataba sobre Agricultura y Alimentación: Sociedad y Geopolítica.
Manuel Pimentel es abogado, ingeniero, editor, escritor y agricultor, también fue Presidente del Consejo Regulador Montilla-Moriles durante varios años. Una de sus facetas más relevantes a nivel laboral fue la de ser Ministro de Trabajo del Gobierno de España.
Agricultura, alimentación, sociedad y geopolítica fueron los temas sobre los que discurrieron todas las preguntas que se le realizaron a Manuel que sumadas a la lectura de su libro y de unas cuantas conferencias que he encontrado en Youtube, voy a intentar realizar un resumen con la esperanza de engancharte lo suficiente para que te compres su libro haciendo clic aquí, o encárgalo en tu librería si no lo tienen, porque merece la pena.
Creo que es evidente que la sociedad ha cambiado mucho en muy poco tiempo, según Manuel, el punto de inflexión fue la caída del muro de Berlín y el comienzo de la globalización.
Fronteras abiertas en casi todo el mundo que permitió comercializar bueno, bonito y barato en multitud de sectores, no solo en la alimentación.
Esto propició que la gente se acostumbrara a tener prácticamente todo lo que le apetecía, influenciada por supuestísimo por los propios gobiernos con el objetivo de crecer todo lo posible. Ya sabemos que, las empresas ganan, pero el gobierno también, porque las empresas tienen que pagar impuestos por todo lo que venden. Otro tema importante en la política es apuntarse la medalla del crecimiento, que un gobierno pueda decir que durante su mandato la economía ha crecido en tantos puntos, es lo más deseado.
¿Qué ocurre cuando tenemos de todo lo que queremos a un precio que podemos costear sin mucho problema? Que terminamos por minusvalorarlo.
La sociedad actual tiene todo lo que quiere en el preciso momento que lo necesita a golpe de clic, piensa que la comida nace en los supermercados, que las relaciones de pareja están en las apps, que el principal objetivo en esta vida es viajar y conocer mundo, lo de formar una familia y tener hijos ha pasado a un segundo plano, en su lugar tienen lindos perritos y gatitos que los tratan igual, incluso se ha normalizado eso de llamarlos hijos.
Vivimos en la sociedad con más abundancia de toda la historia conocida y esto es lo peor que nos podía pasar, porque terminamos despreciando lo más importante, lo esencial para la vida.
Por esto mismo, coincido totalmente con Manuel en que la Venganza del campo hará que la sociedad valore como se debe una alimentación que necesitamos para vivir, tres veces al día como mínimo.
Al igual que el inicio de la globalización marcó ese punto de inflexión y nos permitió tener de todo, bueno, bonito y barato, la desglobalización comenzó a hacer todo lo contrario.
Cuando el gobierno de los E.E.U.U. se dio cuenta que su competidor directo, China, le estaba comiendo la tostada en muchos sectores, pensó que quizás eso de comerciar sin aranceles no les estaba funcionando como pensaban o por lo menos, no a ellos.
Trump en su primer mandato fue el encargado de intentar revertir esta globalización que tanto estaba ayudando a China, esto significa que se comenzaron a poner aranceles en varios sectores y como todo está conectado, si en una cadena un eslabón empieza a falsear lo que ocurrirá es que la cadena se rompa. Vamos a ver que ocurre con esta nueva legislatura, porque la cosa no pinta mejor, sino todo lo contrario.
La falta de suministro por los altos costos en transportar determinadas mercancías termina haciendo subir el precio del conjunto.
¿Cuánto ha subido los combustibles desde 2019? y ¿Los abonos? ¿Cuánto vale ahora comprar un tractor si comparamos el precio con el de hace 5 años? y ¿Un todo terreno? y ¿La comida? ¿Cuánto ha subido el carro de la compra desde 2019?
Esta es la Venganza del campo que nos muestra Manuel en su libro y que, por lógica, tiene que llegar para que podamos entrar en razón y valorar lo que necesitamos para vivir.
Porque, aunque los precios han subido de forma casi generalizada, el gasto que no podremos recortar mucho es el de la alimentación, llegará el momento en el que tendremos que elegir entre comprarnos el último modelo del Iphone o comer. ¿Quién será el culpable cuando esto ocurra? ¿Los pocos agricultores que quedan? ¿La oscura distribución?
En 1986, la población dedicada a la agricultura suponía un 15,4% de la población activa. Hoy día, ese porcentaje se ha reducido hasta el 4,5% y se estima que en 2030 aún baje más hasta estabilizarse en un 3%.
La sociedad actual es urbanita. Más del 70% de los españoles viven en grandes áreas urbanas.
La todopoderosa clase urbana dicta las leyes a sus gustos y maneras, inspiradas por su propio ideario. Así, quiere comer carne, pero odia a las granjas y mataderos. Desea pescado fresco, pero abomina de los pescadores. Quiere cereales, verduras y frutas, pero persigue a los abonos e invernaderos. Exige alta calidad a la producción nacional, pero después compra la foránea porque es más barata. Se lamenta mucho de la España vacía, pero prohíbe minas, canteras, molinos y granjas.
Ibn Jaldún, pensador de origen andalusí del siglo XIV, y considerado como el padre de la sociología, ya afirmó en su obra clásica Introducción a la historia que los imperios, una vez alcanzando su esplendor, siembran la semilla de su decadencia.
No lo olvidemos: los agricultores no trabajan solo para garantizar el pan de sus hijos, sino que trabajan, también, para conseguir el pan de los hijos de todos los demás.
Si esto es así, ¿Por qué ese desprecio al sector? ¿Por qué decir que trabajas como ganadero, agricultor o pescador te sitúa como ciudadano de segunda en España? ¿Por qué la Unión Europea castiga constantemente a los agricultores con restricciones imposibles de cumplir en nuestro campo español si no es acosta de mermar las producciones que ya la climatología castiga en los últimos años? ¿Por qué la sociedad, lejos de apoyar a los agricultores siendo conscientes de que el campo no es un lugar solamente para pasear, que también lo es para producir alimentos sanos y a un precio razonable para su economía, se queja de las granjas, los tractores, los tratamientos fitosanitarios y luego termina consumiendo alimentos de fuera de España que nadie sabe que controles sanitarios tienen porque son más baratos?
Vivimos en un tiempo difícil de comprender si lo analizamos detenidamente, como dice Manuel en su libro La Venganza del Campo, si no hacemos nada por evitarlo, el campo se vengará, al modo bíblico, con escasez y brutal encarecimiento de los alimentos.
En mi humilde opinión, creo que, si hubiera más personas como él, intentando hacer reflexionar a la sociedad que debemos cuidar nuestro bien más esencial, la alimentación sana y saludable de nuestros agricultores, todo sería diferente. Así que aprovecho para darle las gracias de parte de todos los agricultores que formamos Bodegas La Aurora por toda la labor que está realizando con su libro que recomiendo que compres para que te pares a pensar un rato de cómo hemos llegado hasta aquí.
Para terminar la conferencia con buen sabor de boca, que mejor obsequio para Manuel que un Pedro Ximénez Solera 1981 que esperamos que le haya gustado.
Por Rafael Espejo.
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