¡Hola tod@s de nuevo! En esta ocasión vuelvo a retomar las prácticas agrícolas para hablar de las labores que para mí son recomendables hacerle al campo en verano, los cultivos con los que principalmente trabajo son la viña y el olivar, y a ellos me voy a referir en este post.
Un poquito de historia nunca viene mal y os cuento que cuando yo era más pequeño recuerdo que era de buen labrador realizarle a la tierra una labor profunda, en torno a 20 cm aproximadamente, si no parecía que ni entendías de campo. Esto a lo largo de los años se ha comprobado que no es nada recomendable aplicarlo ni a la viña ni al olivar, ¿porque? Porque según todos tenemos entendido es conveniente airear las raíces de vez en cuando, pero de un tiempo a esta parte, con la entrada de maquinaria en los campos, han desaparecido poco a poco todos los bardales, padrones, veredas… Vaya, todas las limitaciones que hacía que el agua se fuera reteniendo y fuera perdiendo fuerza en las pendientes. ¿Qué ha provocado esto? La erosión del campo, que toda la tierra fértil que se saque con la labor, el agua se la lleve debido a que no tiene ningún tipo de retención que la sujete. Cuando la gente se ha dado cuenta, ya se había perdido mucha tierra fértil en los sitios de pendiente, y últimamente se ha optado por crear obstáculos artificiales como, pequeñas pozas o diques para desacelerar la velocidad del agua en su descenso, pero y ¿las labores? Las labores que yo recomiendo, que cada vez veo más extendidas y que yo aplico a mis cultivos son las justas para que el sol no incida de manera radical en el suelo en estos meses de verano y evitar la aparición de malas hiervas.
En el olivar que tengo en pendiente, como he dicho anteriormente, he creado una serie de diques para que el agua al descender no se lleve toda la tierra, con esto estoy consiguiendo crear pequeños bardales o padrones que me están dando muy buen resultado. Las labores que le realizo ahora en verano son única y exclusivamente para crear una pequeña capa de polvo en la superficie que evite que el sol penetre por las pequeñas grietas que se forman cuando llueve y no se laborea la tierra.
El apero que utilizo es el que más me gusta de todos los que tengo, aquí se denomina “rastrón”, me gusta porque es muy difícil que se rompa y porque a pesar de su simpleza, la tierra queda genial después del laboreo con él, solamente levanta una pequeña cantidad de tierra (todo dependiendo de la labor que tengáis del invierno) y la deja muy fina gracias a la chapa horizontal que lleva justo detrás de los pinchos que destroza los pequeños terrones que tengas.
En las viñas que tengo en pendiente procuro sacar la menor tierra posible, porque es bastante molesto el tener que hacer pequeños diques en mitad de las calles, pero en algunas ocasiones no ha habido más remedio que hacerlo. El apero que utilizo ahora en verano se denomina cuchilla, este es mucho más antiguo que el anterior, yo lo conozco desde muy pequeño y mi padre lo ha utilizado también desde joven. Al igual que el rastrón, es un apero muy simple, su propio nombre lo dice todo, es una hoja de hierro de aproximadamente la anchura de la calle de la viña, la hoja tiene un ancho de 10 cm x 1,5 cm aproximadamente de alto. Aunque el anterior apero crea más polvo porque hay más contacto con la tierra (al ser el apero más grande), con este no se queda nada mal, además corta todas las malas hierbas que salen ahora en el verano, como la correhuela, grama, etc… y por supuesto otras que estuvieran ahí de antes.
En fin, espero que os haya servido de ayuda este post y, ¿Qué labores empleáis vosotros?
Por Rafael Espejo.
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