De forma general y dependiendo de la edad que tengamos, a las personas nos gusta disfrutar de todo lo que hacemos, y comer, es una de las acciones que hacemos más a menudo.

Para muchos, el comer es un placer, disfrutan de cada bocado, de cada sorbo, de cada aroma… El sabor juega un papel muy importante en este sentido.

Que un vino tenga un sabor que nos guste, hace que volvamos a pedir una copa del mismo, que mantengamos en la boca ese líquido durante un espacio de tiempo más largo, para poder reconocer completamente, cuál es su sabor.

Comer ya no es simplemente una forma de mantenerse vivo, para muchos, es casi un ritual del que disfrutan unas cuantas veces al día y que perjudica a un producto, si este no dispone del sabor adecuado para la persona que lo come o bebe.

Caemos fácilmente en la tentación aunque nos perjudique

Independientemente de si un producto es bueno o malo para nuestra salud, si el sabor de este nos gusta y está al alcance de nuestro bolsillo, tendemos a consumirlo.

Las personas somos débiles y caemos fácilmente en la tentación de disfrutar del sabor de un producto que nos gusta.

Siempre escucho las mismas frases: “Por una vez…” ; “Voy a darme un capricho…” ; “Este es el último…”.

Lo importante es justificar que lo que estamos haciendo no es malo, aunque perjudique seriamente a nuestra salud.

Uno de los principales culpables de esta tentación es, el sabor de ese producto que nos vuelve locos.

Nuestro cuerpo nos pide más

Si un producto nos gusta y lo comemos con mucho placer, nuestro cuerpo lo tolera mucho mejor y nos lo recuerda la próxima vez que lo veamos o tengamos hambre.

El sabor de un producto provoca en nuestro organismo una memoria de este que nos lo recuerda como algo que deseamos volver a consumir.

El principal culpable de esto es nuestro cerebro que se encarga de procesar toda la información que percibimos a nuestro alrededor y que consumimos internamente.

En resumidas cuentas, el sabor de un producto es uno de los principales factores que propician que un producto nos enganche, nos enamore y queramos volver a consumir.

Esta es mi opinión basada en el estudio de Consumolab y en mi propio criterio sobre el por qué influye tanto el sabor de un producto en su compra, ¿Qué opinas tú? ¿Qué importancia le das al sabor de un producto? ¿Comprarías un producto el cual no te ha gustado su sabor? ¿Por qué? Espero tus respuestas a estar preguntas o a lo que quieras plantear, a través de los comentarios. ¡Un saludo y hasta la próxima semana!

Por Rafael Espejo.